Uiler Costa-Santos nació en 1983 y vive y trabaja en Salvador, capital del estado de Bahía, Brasil. Es artista plástico y educador. A través de la fotografía y el estudio de las imágenes, su investigación trata de entrelazar la imaginación del paisaje y la política de redistribución de los sentidos mediante la abstracción. Su obra utiliza las imágenes como vehículos estéticos y las emplea como herramientas para ofrecer al cuerpo diferentes experiencias perceptivas basadas en espacios comunes y cotidianos, devolviéndole las posibilidades de la imaginación geopolítica. Desde 2017, el artista se dedica a la serie Sizigia, un proyecto que utiliza la fotografía aérea del canal de Itaparica, una región de la costa de Bahía, en la que traza diferentes relieves y movimientos de la marea creando nuevas formas de interpretar el paisaje local. En 2022 realizó las exposiciones individuales Cosmologia da maré baixa [Cosmología de la marea baja] (Galeria Babel-SP) y Coroas [Coronas] (Museu de Arte da Bahia-BA). Entre sus exposiciones colectivas figuran la Bienal de Fotografía Rencontres de Bamako 2022-2023. Desde 2015 imparte cursos de fotografía con énfasis en la técnica y la investigación poética, como El camino surge al andar: memoria, pertenencia e imaginación en proyectos artísticos en el SESC do Paço (Curitiba). Su obra artística está representada por Paulo Darzé Galeria (BR), Babel (BR/USA) y São Mamede (PT).

 

Sitio web: www.uiler.com 
Instagram: www.instagram.com/uilercosta 

 

«En el estudio, cada gesto inaugura un nuevo universo de posibilidades. Entre trazos y silencios, hay un momento ineludible, el instante de la impresión. Es en este punto donde el diálogo entre la idea y el sustrato resulta decisivo, pues mi expresión solo alcanza su plenitud cuando finalmente cobra vida sobre el papel. Este sustrato no es neutro, abraza y se hace eco el mensaje, influyendo en lo que ven los ojos y lo que percibe la imaginación.

Por eso, la cuidadosa elección del papel va mucho más allá de la mera preferencia estética. En mi práctica, cuyo núcleo reside en lo imaginario, en los enigmas visuales y en la suspensión de las certezas, cualquier sustrato aleatorio no sería suficiente. Buscaba algo que, además de reproducir rigurosamente la textura y el relieve, pudiera mantener la solidez de los colores, resistir el paso del tiempo y ofrecer una superficie capaz de acoger tanto la precisión técnica como la inquietud poética. Así es como llegué a los papeles de la línea Canson Infinity Arches.

Canson® Infinity ARCHES® Aquarelle Rag 310 g/m² – Mate añade una capa casi táctil a la experiencia. Su peso robusto confiere a la obra una presencia física palpable, mientras que el acabado mate realza los matices de color sin reflejos que distraigan de lo esencial. La textura ligeramente granulada, inspirada en la técnica tradicional del papel de acuarela, crea pequeñas variaciones que resaltan los contrastes y la sensación de tridimensionalidad. Además, es un papel de algodón 100 %, sin ácido y con un pH neutro, lo que garantiza la durabilidad y la fidelidad a lo largo del tiempo, no solo de la imagen, sino de la intención implícita en cada trazo.

En este proceso también hay un reto técnico, calibrar correctamente los colores y preservar las sutilezas tonales que componen mi poética visual. La calidad de impresión que ofrece este papel permite reproducir con precisión sombras, tonos medios y texturas, realzando la sensación de profundidad y haciendo visible lo que a menudo permanece oculto en el umbral entre lo imaginado y lo observable. En otras palabras, la impresión no es un mero acto de acabado, es la consolidación de una dimensión.

Esta dimensión invita al público a traspasar los límites de lo obvio, entablando un diálogo silencioso, no solo con lo que se ve, sino con lo que se agita dentro de cada individuo. La escala elegida, combinada con la superficie adecuada, hace que la obra y el espectador converjan en un espacio tanto físico como simbólico. Lógicamente, hay consideraciones adicionales, como controlar la humedad, la temperatura y la iluminación, por ejemplo, para que la impresión mantenga su integridad. Se trata de factores prácticos que sustentan una experiencia artística más densa, en la que el sustrato no sirve como mero telón de fondo, sino como amplificador del mensaje.

En última instancia, es en este equilibrio entre intención poética y rigor técnico donde el papel se convierte en algo vivo. Participa en la obra como elemento inseparable de lo que deseo compartir, la apertura de una brecha en la realidad, donde las certezas se disuelven y puede surgir lo nuevo. Es en esta sinergia entre gesto, papel e impresión donde se le da forma a todo, y así, cada imagen adquiere el poder de sembrar dudas, maravillas y posibilidades que se extienden más allá de la superficie».

 

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