Los canvas son lienzos pre-recubiertos y luego especialmente revestidos para el chorro de tinta. Por lo general, estos lienzos se componen de una mezcla de poliéster/algodón (poli-algodón) o con menos frecuencia, son 100% algodón.

Consejos antes de la impresión:
Lo primero que hay que tener en cuenta en una impresión en canvas es el tamaño final del documento una vez impreso. Teniendo en cuenta las propiedades flexibles y ligeramente elásticas del canvas comparadas con las de un papel, el primero puede sufrir una ligera deformación al pasar por el arrastre mecánico de la impresora (en el sentido de desarrollo del soporte), de manera que no resulta raro constatar un tamaño ligeramente diferente del tamaño del archivo original.
Resulta difícil anticiparse a este fenómeno y puede variar de un canvas a otro o de una impresora a otra. Le recomendamos que compruebe este punto y que eventualmente corrija el avance del soporte en el controlador de su impresora.

Consejos tras la impresión:
Antes de manipular un canvas debe dejarlo secar como mínimo 24h.
Los canvas resultan muy manejables, sólidos y de una gran flexibilidad, y se adaptan especialmente a las reproducciones de cuadros que, al igual que éstos, pueden montarse en estructuras. La técnica es exactamente la misma, con la diferencia de que un soporte de chorro de tinta se monta tras la impresión (las pinturas sobre lienzo se montan en la estructura antes de pintarse). Por tanto, antes de realizar cualquier manipulación o montaje le recomendamos que lo proteja previamente con un barniz.

Existen barnices acrílicos en forma de spray, específicamente estudiados para la impresión de chorro de tinta. Éstos se pulverizan, vienen listos para usar y tienen la ventaja de que no desnaturalizan el resultado original del lienzo, por ejemplo, el aspecto de un canvas mate quedará perfectamente preservado.

El método que recomendamos prioritariamente es aplicar en dos capas un barniz acrílico líquido, generalmente de color blanco (más bien translúcido) antes de la aplicación. Éste se vuelve totalmente transparente una vez que se ha secado completamente.

Existen dos métodos de aplicación posible. El primero consiste en utilizar un pequeño rodillo de poliéster y en aplicar, cuidadosamente y sin forzar demasiado para evitar que la tinta deje marcas tras pasar el rodillo, una primera capa fina de barniz en ambos sentidos del lienzo. El objetivo de esta primera capa es fijar definitivamente los pigmentos de la tinta gracias al efecto fijador del barniz.
La segunda capa, por su parte, puede aplicarse generosamente con rodillo (para un efecto más liso) o con un pincel ancho para que las marcas queden visibles y obtener un efecto estético particular.

La segunda técnica de aplicación está más bien pensada para los canvas de grandes dimensiones. Un pequeño rodillo dificultará la tarea y ofrecerá un resultado irregular, por eso le recomendamos que en estas condiciones utilice el método de la pulverización con una pistola de pintura bastante potente o con un compresor.
En ambos casos, debe hacer pruebas de viscosidad antes de realizar la aplicación final.

El método que utiliza el barniz acrílico líquido es largo y exige unos conocimientos mínimos, pero tiene la ventaja de hacer que el tiraje resulte extremadamente resistente, incluso puede limpiarse con una esponja en caso de manchas.
Por lo general, los barnices acrílicos se venden en acabado mate (a decir verdad, más bien satinado), satinado o brillante (el satinado se obtiene fácilmente mezclando el mate y el brillante).


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